15 Jun ¡El amor todo lo puede!
Pero como en las relaciones personales, a veces tampoco es suficiente para las marcas.
El amor es un sentimiento poderoso. Una fuente de control de nuestra voluntad, capaz de hacernos realizar locuras que una persona enamorada nunca haría, es también capaz de paliar algunas de nuestras necesidades más primarias, hacernos sentir realizados, darnos felicidad…
“ Amor Significa qué tan feliz puedes hacer a una persona”
(The Midnight Gospel)
Un sentimiento que todos buscamos. Todos queremos sentirnos queridos y que esa sensación sea recíproca. Es algo que de un modo inconsciente, todos perseguimos. Queremos que nos amen y como grupo social, necesitamos amar.
La creación de vínculos emocionales es lo que nos hace humanos. Lo que nos diferencia de las piedras (entre otras cosas) y si eres capaz de controlarlos, eres capaz de controlarlo todo.
De ahí ese trabajo continuado del Marketing o del Branding, o de cualquier disciplina de la comunicación, de crear vínculos más allá del momento. En los briefings todo debe enamorar. “Una etiqueta que enamore al verla” “Un Texto que enamore” “Una marca que enamore”.
Buscamos insights continuamente basado en ese vínculo. De hecho, quizás sea la parte más importante de nuestro trabajo como constructores de marca. Construir elementos que logren enamorar a vuestro Público Mínimo Viable.
Y no es suficiente. ¿Qué pena verdad? Ójala la fuera, pero en un mundo racional como en el que vivimos, a veces no lo es.
Vamos a pensar en un ejemplo parecido al del experimento Pepsi del que hablamos en este post.
Aprieta el calor y encuentras en el paseo marítimo dos puestos de limonada. Uno frente al otro… Uno lo lleva la Carol, la adorable nieta del Sr. José, el del puesto de los iguales que lleva toda la vida en el barrio. El otro, es de la niña nueva del barrio, que todos dicen que es fantástica y que además, sus limones murcianos son maravilla. La mejor limonada del barrio. Y además, es 1,5€ más barato que la nieta del Sr. José… ¿Empiezas a ver por qué a veces el amor no es suficiente?
Muchas veces la racionalidad mata y asesina al amor. ¿Qué pena verdad? Pero así es. El amor es ese punto de autorealización que aparece en la pirámide de Maslow como un escalón por encima de cubrir esas necesidades básicas que suelen estar en la base. Es posible que compremos esa maravillosa limonada de la chica nueva y que terminemos enamorándonos, pero el primer contacto ha venido por la racionalidad, el mensaje, el impacto y la historia. En el ejemplo hemos usado todos y cada uno de esos elementos.
No siempre, al construir una marca, necesitamos construir planos que apunten al amor, que busquen enamorar en un primer término, por supuesto, es importante. Sin amor la vida es una mierda, todos los saben, pero antes debemos cubrir la parte más racional de la pirámide.
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