31 Ene Marketing educacional. Porque educar también es vender
En la agencia Veintemillas apostamos SIEMPRE por el valor diferencial de negocio que aporta la construcción de una marca sólida. Independientemente del sector, sea construir una marca o diseño para vino, para un restaurante, producto o si se tiene un puesto de pipas en La Gran Vía.
Sin embargo, esto que con tanta lógica y claridad vemos todos los que formamos el equipo de Veintemillas, no siempre es así con nuestros clientes y bodegas con las que trabajamos, a los que debemos hacer ver el valor diferencial de tener un buen producto, presentar un buen discurso y ofrecer una buena imagen. Para nosotros es un acto natural, pero para muchos se trata de practicar de manera elegante el llamado Marketing educacional, que no es otra cosa que demostrar los valores de un servicio o producto a través de un discurso que muestre de un modo más sencillo los diferenciales y beneficios de dicho servicio o producto.
En estos años relacionándonos con bodegas y empresas afines al mundo del vino y la gastronomía, hemos desarrollado una presentación de nuestros servicios que de modo completamente natural, nos ha llevado a dar un discurso completamente educacional a nuestros clientes, amigos y prospectos, ya que en la mayoría de los casos, sobre todo en el de bodegas con una historia, digámoslo así, tradicional, resulta muy complicado hacer ver la importancia que una inversión en una agencia como la nuestra puede traer a medio y largo plazo.
Ciertamente es un Marketing mucho más justificado si ofrecemos un servicio a si ofrecemos un producto, pero en cualquier caso, y hablando en concreto de la historia de Veintemillas, nos ha reportado clientes mucho más receptivos al trabajo que tenemos que ofrecer y proyectos que finalmente han funcionado muy bien y que pronto veréis en una casi inminente renovación completa de nuestra página web.
Hay unas pautas que se suelen seguir en la construcción de un discurso de marketing educacional:
- Identificación de una problemática que a veces ni el cliente detecta: En nuestro caso, muchas bodegas no sabían qué era con exactitud el branding o sus procesos, pensaban que el diseño de un etiquetado para vino era algo superficial y que no aportaba valor alguno o que era algo que no iba a hacer mejorar su negocio. Hay que hacerles ver la oportunidad que no han explotado.
- Darle visibilidad: Es muy obvio que una vez detectado ese problema, debemos desmenuzarlo y presentárselo a nuestro cliente para que pueda ver que claramente hay una oportunidad que no ha desarrollado.
- Presentar la solución: Imagina la sorpresa. Prospecto de cliente con un problema que… ¡Adivina quién te puede ayudar! Es el momento de ofrecer ese discurso que eduque a nuestro cliente, que sepa como se puede resolver su problema a través de nuestro producto o servicio.
- Reforzar nuestros discurso educacional: Es el momento de hacerle ver al cliente que nosotros podemos aportar la solución y que lo podemos hacer bien. Referencias, ejemplos y casos de éxito para hacerle ver al cliente lo beneficioso del servicio y generar confianza.
Por supuesto, la confianza en nuestras aptitudes y habilidades deben reforzar al final ese discurso y resolver todas las dudas que puedan surgir en el transcurso de esa conversación.
De nuevo tenemos claro que es un Marketing orientado a la visibilización de servicios, pero sin duda que también es un Marketing válido para reforzar la experiencia de marca de cualquier producto o marca hasta lograr diferenciales muy claros para un vino o producto. ¿Cómo? ¿Qué te parece si nos escribes y te lo contamos? 🙂
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