05 Oct Monastrellisimo – ¡Es cosa de valientes!
Seguro que a estas alturas todos habréis descubierto ya el contra-etiquetado que está revolucionando internet. El sector del vino cambia y en este artículo de la agencia Veintemillas, más que hablar sobre esta etiqueta, queremos hablar de los motivos por los que creemos que esta etiqueta ha aparecido.
Es bien sabido que desde hace no mucho tiempo ha comenzado un burbujeo en el sector del vino en el que muchas bodegas, en aras de aproximarse a un sector de mercado más joven, intenta (con mayor o menor fortuna) rejuvenecer su producto en tal de adaptarse a la nueva demanda. Etiquetas de vino renovadas, Wine Trucks en ferias, exposiciones, inserciones en revistas y medios nada tradicionales, bloggers, catas gamberras, enoturismo o festivales de música pop conforman cada vez más, las estrategias de muchas bodegas, de las cuales alguna se suma al carro sin tener muy claro de qué va el tema, mostrando una imagen despareja que en ocasiones comparamos en Veintemillas con ese señor antiguo que baja al parque con el skate y la gorra hacia atrás para hacerse el enrollado delante de los amigos de su nieto.
En Monastrellissimo han decidido dejar muy claro lo que muchas bodegas valientes han empezado a cambiar, siendo estas bodegas las primeras en hacerlo porque sentían que el entorno del vino no correspondía con su forma de pensar. La etiqueta de Monastrellisimo pone en evidencia a las rimbombantes notas de cata, las cuales resultan, para cualquiera que quiera alejarse del postureo del que el mundo del vino tanto adolece, absurdas. Definiciones como “aromas de infancia” o “aromas de cuero de zapato de hombre nuevo” pueden verse todavía en algún foro especializado en el mundo del vino o contraetiquetado, y hacen que cualquiera que se acerque por primera vez al mundo del vino huya despavorido, imaginando que el personaje que haya escrito ese comentario será un señor decrépito, refugiado en su soleada villa llena de garçons que van llenando su copa de cristal de bohemia al ritmo de su orquesta de cámara.
Y el problema es que este texto ha sido tildado por muchos de chorrada, estupidez o falta de respeto al mundo del vino, acudiendo incluso a las normas de la D.O Jumilla para saber cómo ha podido permitirse esa desfachatez con ese mágico brebaje llamado vino, con el que unos pocos parece que les moleste que se bromee o banalice y que debería estar prohibido para todo aquel que no vea con claridad “las notas de cuero de zapato de hombre”.
Tradicionalmente, la imagen que daba el vino en publicidad hacía referencia a la exclusividad. Solía presentar siempre a un hombre (si aparecía la mujer era para servir el vino) triunfador, entrado en la madurez vestido de manera impecable, que sujetando la copa a contraluz de una chimenea daba muestras de satisfacción. El consumidor ideal para muchas bodegas en aquel entonces ya no existe, pero parece que algunos profesionales y aficionados al vino quieran mantener esa imagen, demostrando que es un mundo sólo para expertos en el que ellos, como autoproclamados gurús, aleccionan al neófito para informarle de qué vino es bueno y qué vino es malo, alejando de manera inintencionada a gran parte del gran público, gran público que por otro lado, quieran o no quieran, es muy necesario para el crecimiento comercial de cualquier bodega.
En los proyectos que desarrollamos con Veintemillas nunca cambiamos la personalidad de una bodega, no queremos a señores antiguos jugando a ser jóvenes, pero somos muy conscientes de la necesidad de adaptar los discursos a la nueva era, a los nuevos medios y a las nuevas formas, algo que como deja muy claro Monastrellisimo, ya ha empezado.
Julio
Posted at 00:49h, 06 octubreMuy buen artículo y muy bien expresado. La realidad es que nuestro sector cambia queramos o no aunque podéis creerme que las bodegas estamos muy al quite y tenemos muy en cuenta que debemos hacer aunque los objetivos a corto plazo son los que terminan obligando.
Un saludo.
David Arrieta
Posted at 00:59h, 06 octubreGracias Julio, soy David Arrieta, autor del artículo. Sabemos que esos objetivos a corto plazo marcan el día a día de todos, pero creemos con firmeza, y nuestra experiencia así nos lo enseña, que es más que posible realizar campañas adaptadas a ese nuevo target respetando por completo al usuario más tradicional y sin que la bodega tenga que disfrazarse. Hay muchos ejemplos en el mercado y no hay que caer en la broma de Monastrellisimo para que pueda conseguirse buenos resultados a corto plazo y como siempre, trabajando la marca para afianzar y construir a largo. Si quieres escríbenos y te decimos cómo 😉