09 Sep ¿Realmente te importa el diseño de tus etiquetas?
Venga va… Volvemos de la intensidad del verano con un tema siempre candente, siempre polémico, y es el diseño de etiquetas de vino, el debate de su importancia y si le estáis dando el valor diferencial que, decís que tienen, pero que en ocasiones no “pensáis” que tienen.
Me explico.
Un proyecto puede arrancar de múltiples maneras, y motivado por múltiples intencionalidades:
- Un proyecto empresarial de mínima inversión, pero del que se espera un rendimiento económico rápido. Suele traducirse en una estrategia cortoplacista con una vinculación emocional de CERO.
- Un proyecto empresarial de mínima inversión, pero vinculado a una motivación personal. Suele traducirse en una estrategia de construcción lenta, vigilando mucho las inversiones sin esperar un rendimiento económico rápido, proyectos económicamente poco viables, pero el retorno de la inversión no es el principal objetivo.
- Un proyecto empresarial de inversión contenida y del que se espera un crecimiento sostenido con una rentabilidad en el medio plazo. Suele traducirse en un proyecto con inversores o inversión familiar detrás, con una estrategia más cuidada
- Etc…
Y en cualquier de estos casos, señalados, que podrían ser muchos más, el diseño de la etiqueta SIEMPRE debería ser una prioridad, tanto en su ejecución estética, como en el objetivo de representar el producto, relacionarlo con la marca y en explicar una historia… Es algo que todo bodeguero o empresario de la alimentación entiende y defiende… Sí, sí… El diseño de la etiqueta es importante y un valor diferencial y experiencial que a estas alturas de la película empieza a quedar claro, si bien este artículo quiere hacer hincapié en que muchas veces, lo que se dice no es lo que se hace.
Por qué, si esto es así, ¿por qué todavía maltratáis esa parte? ¿Por qué a nadie le extraña que una barrica de roble francés de tostado medio para vuestros vinos pueda costar X euros y que un presupuesto de Y euros por el diseño de una etiqueta de vino sea un disparate? ¿Por qué si son tan importantes tantas veces se deja el diseño de las etiquetas de vino a personas con cero experiencia en su desarrollo? (muchas veces con las desastrosas consecuencias que vemos en tantos sitios). ¿Por qué pensáis que una forma de trabajo válida es que se realice el diseño y en base a si os ha gustado pagar una cosa u otra?
Y sí, esto está cambiando, pero todas y cada una de estas situaciones son verídicas completamente… (siempre recordaremos aquel adorable señor que nos dijo en un Fenavín “a cuánto tienes las etiquetas” Pues baratas las traigo oiga… ¡Al peso las vendo!)
¡LAS ETIQUETAS SON EL PRIMER DIFERENCIAL DE COMPRA!
Y de esto hemos hablado en múltiples ocasiones, y en algunas nos hemos encontrado en el que se defiende que “es todo Marketing” y que lo que importa es que lo de dentro sea bueno “mi vino se vende solo… No necesitamos un diseño de etiqueta de vino que sea espectacular”. Horrible inicio para una reunión, ya os lo digo…
¿De verdad alguien piensa que la portada del Sargent’s Pepper “es todo Marketing”?
En 1939 a alguien se le ocurrió que la clásica bolsa de craft donde se transportaban de kraft con una abertura en el medio que dejaba leer la etiqueta del disco igual no ayudaba a transmitir el valor de la música y del artista y propuso imprimir una ilustración para destacar mejor los discos de la productora Columbia Records.
El resultado fue que las ventas de Columbia se dispararon hasta un 800% para todo el catálogo de Columbia Records.
Y si todos podemos entender esta analogía, ¿por qué cuesta tanto entender el valor real de vuestras etiquetas de vino?
Una etiqueta de vino explica y acompaña a lo que hay en su interior, explica una historia, emociona, crea vínculos más allá del producto, lo relaciona con su imaginario, crea vínculos comunes y por supuesto, ayuda a la identificación del producto y le aporta SIEMPRE (para bien o para mal) un diferencial en el lineal.
Es el primer contacto de vuestro producto con el mundo y el consumidor, el “comercial silencioso” que dará pie ya no sólo a una venta, sino a una fidelización, la creación de una relación entre el consumidor y vuestra marca.
Por ese motivo, si tras esta vendimia estáis pensando en pedirle a vuestro primo el del Photoshop que os haga un dibujo para estampar en vuestro vino, pensadlo dos veces y contar con un equipo profesional. ¡Y ojo! Ya no os decimos que seamos nosotros (que también…). Hay excelentes estudios y compañeros de profesión que realizarán buenísimos trabajos que admiramos y nos producen toda nuestra envidia profesional.
Pensad que el diseño de una etiqueta de vino o cualquier producto debe responder a un análisis estratégico previo y a una necesidad de comunicación clara que va más allá de cualquier criterio estético del “si me gusta bien, si no se repite”, así que dadle una oportunidad a lo correcto y contactad con profesionales para algo profesional… Si no, como dice un compañero de profesión al que admiro, “todos tendréis la etiqueta que vuestra marca merece”
¡Buena vendimia a todos!
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