Si no construyes tu marca, lo hará tu competencia.

Se dice mucho. Si no trabajas en cómo eres percibido, ese trabajo lo harán los demás y será posiblemente, malo.

Ese rollo de que “la primera impresión es la que cuenta” o que “sólo hay una oportunidad de causar una buena primera impresión”.

Y lo siento, pero es cierto.

Y sí, de nuevo voy a hablar de lo importante que es precisamente apostar por una buena estructura de marca. 

Cuando sales por ahí, cuando tienes una cita, no solamente escoges la camisa que te vas a poner. Escoges tu perfume, qué zapatos usarás, y si irás en bici o en coche… 

Pues imagínate que la camisa es tu logo y tu identidad visual… Y cuando llegas a la cita, el cómo te diriges a tus amigos, o a esa cita, será tu identidad verbal… Que pagues la cena o decidas ir “a escote”, o que digas un “yo no voy a pagar lo mismo que los demás porque yo sólo he bebido una caña”, será tu identidad actitudinal y todo el conjunto, conformará tu identidad sensorial… El cómo haces sentir a los demás.

Y si no tienes eso claro, los otros lo definiran por tí.

Todos sabemos lo importante que es para una marca su propio desarrollo competitivo, construir un discurso común y a la vez diferenciador y relevante que impacte positivamente en nuestro negocio, pero muchas veces, a la hora de ponernos “manos a la obra”, decidimos escoger solamente la camiseta que llevaremos (nuestro logo) y que el resto, pues ya estará bien… Y esa falta de decisión, creedme, ayuda a vuestra competencia más que a vosotros. Sobre todo si vuestra competencia sí es conocedora de que oler bien, invitar a los amigos de verdad de vez en cuando y dar un abrazo en vez de un saludo, marca la diferencia.

Y muchas veces, cuando hablamos de este tipo de cosas con bodegas o restaurantes pequeños, siempre parece que es un intangible (cuando en absoluto lo es), y que la inversión quizás “no merezca la pena”, cuando en absoluto es despreciable como lo demuestran ejemplos de proyectos humildes con los que hemos trabajado y que están funcionando muy bien. El otro día hablé con un cliente. Ha sacado una nueva añada y me dijo muy contento un “A los holandeses les gusta mucho el vino y la imagen… Nos quieren comprar casi el 60% de la producción”. Una bodega pequeña. No suma 30.000 botellas, invirtió, y le funcionó.

EL VALOR PERCIBIDO

Esta sería la madre del cordero, el resumen final de todo lo que hacemos. Lo que cuenta porque es realmente lo que verán tus consumidores, tu público objetivo, tu Buyer Persona o el mundo entero. Quién eres y por qué eres valioso para ellos.


No trabajar tu imagen de marca también es una forma de definir a tu marca.


Y da igual si lo haces de modo consciente o inconsciente. Si tienes una empresa, si vendes un vino, o un servicio en tu restaurante, estás trabajando con lo que podría ser una marca. Y que tú no te esfuerces por construirla, que descuides todos esos elementos que hemos hablado, no significa que no se construya. El problema será que los demás la construirán por ti. Y en esto, si tú no defines tu discurso y dejas que lo defina otro, o aún peor, tu competencia, puede significar tu ruina.

Porque no construir de forma consciente tu marca te impedirá varios puntos clave para el desarrollo de tu negocio:

  • Ser quien eres y lo más importante, quién quieres ser (los demás lo definirán por ti).
  • Ser diferencial más allá de tu oferta. (Los demás definirán – o no – tus diferenciales).
  • Facilitar la elección de compra de tu competencia (que sí me dice por qué soy especial).
  • Proteger tu negocio de futuros competidores que hagan lo mismo que tú.
  • Tener una disparidad de referencias alejadas de un punto común.
  • No ser percibido con seriedad o legitimidad por nuevos mercados.
  • Acciones de Marketing que generarán un impacto limitado y olvidables.
  • etc…

El hecho de poder definir nuestro negocio es toda una oportunidad en si misma si sabemos encauzarla de modo correcto. Poder definir cómo queremos ser, quiénes queremos ser, nos da la oportunidad de ser percibidos de una manera muy diferente, pero tanto por usuarios finales, como otros mercados en los que quieras entrar.

Es además un motor para las personas de tu equipo, facilita la posibilidad de hacerles ser parte, de crear una cultura conjunta que se contagiará desde tus comerciales hasta la gente que ayuda en la vendimia. Es transversal y vertical. 

Desde Veintemillas, a mi personalmente me entristece cuando veo que alguien se pone la camiseta más chula del planeta y luego no existe algo coherente detrás, es una promesa incumplida, una desilusión que siempre, siempre, siempre, es aprovechada por la competencia.

Y tú, ¿habías pensando en esto?

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